Si hay una verdad,
probablemente sea que el niño del ámbito rural como cualquier otro niño JUEGA.
En principio, a lo que conoce, desempeña roles que le son conocidos y cercanos
a su vivencia cotidiana. Ir a arriar las vacas, amasar el pan, construir el
corral, salir a cazar o a pescar, arreglar el tractor o ir a tomar mate o a la
jineteada son juegos comunes de los niños del ámbito rural. Si hay algo que
iguala a los niños quizás sea su predisposición al juego.
El aprendizaje es en un
punto la interiorización de lo exterior y el juego una de las posibilidades de
exteriorizar aquello que sabemos y sentimos, es por ello que juego y
aprendizaje lejos de ser antagónicos resultan complementariamente necesarios.
Es el juego la herramienta
con la que cuentan los niños y niñas para entender su entorno, apropiarse de
este, exponer sus dudas, expresar sus emociones, con otros niños. Es el juego
la herramienta con la que cuenta el docente para generar, situaciones a
descubrir, posibilidades para aprender.
Es a través del juego que
muchos docentes conocemos y descubrimos la realidad de nuestros alumnos, nos
enseñan sus realidades, sus necesidades, nos acercan al conocimiento de los tan
mentados saberes previos.
Quienes se desempeñan en el
ámbito rural hacen referencia a que las carencias de los niños hacen de sus
alumnos seres más creativos, sus juegos son más ricos en tanto han aprendido,
desde muy pequeños, a arreglarse con lo que tiene, a jugar con lo que las
naturaleza les aporta, son prácticos y manipulan herramientas para construir
carros, hamacas y otros elementos.
El juego simbólico pone de
manifiesto la imaginación creadora de estos niños que construyen corrales o
casitas con ramas, utilizan los elementos naturales para simbolizar todo
aquello que necesitan, no tienen problema en ensuciarse o subirse a los
arboles jugar arriba de un tractor
viejo, son privilegiados con amplios espacios para moverse.
El docente puede ofrecer
recursos que motiven a seguir desarrollando estas capacidades y expriman las
posibilidades del juego compartido.
El juego es, por excelencia,
libre, solo si se mantiene esta condición es juego. Y es libre porque es el
jugador quien decide si desea o no
jugarlo.
Tiene un enorme valor que el docente permita este tipo de juegos previendo los tiempos, los espacios y los recursos que los promuevan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario