Aun cuando actualmente no está
generalizada la formación específica para maestros que se desempeñen en
contextos rurales, es posible mencionar algunas alternativas que se
desarrollaron a lo largo de la historia.
En primer lugar, cabe
mencionar lo acontecido en los primeros años del siglo xx: en pena expansión
del movimiento normalista, eran necesarios maestros en cada rincón del país y
las zonas rurales no fueron la excepción en la enorme expansión de la
cobertura. La concepción que se imponía era que allí donde se abría una escuela
crecía un pueblo. Hacia 1904, en la provincia de Entre Ríos abría sus puertas
la Escuela Normal de Maestros Rurales “Dr. Juan Bautista Alberdi”. Su director
el profesor Manuel Pacifico Antequeda (1860-1920), protagonizo una iniciativa
que de inmediato despertó interés en el país y el extranjero, América latina,
busco construir la formación sistemática de los maestros destinados al
campo.
En aquel momento, ejercían
en las escuelas rurales maestros no diplomados dado que los egresado de las
escuelas normales se ocupaban en las ciudades. Un decreto del Poder Ejecutivo
Nacional de 1910 que, determinaba la función de siete escuelas normales rurales
mixtas. Estos es un ejemplo de la preocupación estatal por formar docentes para
escuelas rurales en diferentes provincias y territorios nacionales. En el año
1933, en Cruz del Eje, Córdoba, la Escuela Normal de Adaptación Regional
comenzó a cumplir un nuevo plan de estudio que otorgaba el título de Maestro
Normal Rural. Y en 1937, en San Juan se instaló la Escuela Normal de Maestros
Rurales “Gral. San Martin”.
Estos ejemplos son una muestra
de la presencia de la ruralidad desde los orígenes del sistema formador. Con el
tiempo la urbanización fue ganado terreno y muchas de las escuelas,
originalmente de las localizaciones rurales se transformaron en escuelas
normales urbanas. De esta manera fueron perdiendo progresivamente su
denominación de rurales y se reemplazaron sus planes de estudio.
La consideración de “lo
rural” generalmente tomo la forma de seminarios, que con carácter optativo,
convivieron con otras modalidades. En los últimos años empiezan a
desarrollarse, con diversos grados de generalización y estado de avance,
instancia de capacitación y especialización especialmente diseñada para los
maestros que se desempeñan en contextos rurales.
Durante la formación inicial
deberán ofrecerse unidades curriculares especialmente diseñadas para el
conocimiento de los ámbitos rurales, de sus instituciones educativas, de los
modelos organizacionales propios y de ciertos contenidos específicos, deberá
contemplarse el estudio de las disciplinas específicas para la enseñanza,
realizando adecuaciones didácticas que tomen en cuenta las condiciones de las
escuelas rurales. También deberá considerarse la aproximación de las
características y necesidades de los alumnos a nivel individual y colectivo.
Se trata, de incluir como
objeto de estudio la ruralidad como contexto, la organización de trabajo
escolar en el arco del plurigrado y la organización propia de estas escuelas.
Se requiere abordar
problemáticas nodales tales como los procesos de alfabetización inicial en plurigrados.
Para que esta profundización
sea posible es necesario generar alternativas que se acerquen a las diferentes
zonas las propuestas de formación que promuevas el trabajo compartido de los
docentes de escuelas cercanas, para colaborar con la superación del aislamiento
relativo de las escuelas y los docentes y progresivamente del de los alumnos y
comunidades.
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