miércoles, 22 de noviembre de 2017
ANTECEDENTES DE LA FORMACIÓN DE DOCENTES PARA ESCUELAS RURALES.
Aun cuando actualmente no está
generalizada la formación específica para maestros que se desempeñen en
contextos rurales, es posible mencionar algunas alternativas que se
desarrollaron a lo largo de la historia.
En primer lugar, cabe
mencionar lo acontecido en los primeros años del siglo xx: en pena expansión
del movimiento normalista, eran necesarios maestros en cada rincón del país y
las zonas rurales no fueron la excepción en la enorme expansión de la
cobertura. La concepción que se imponía era que allí donde se abría una escuela
crecía un pueblo. Hacia 1904, en la provincia de Entre Ríos abría sus puertas
la Escuela Normal de Maestros Rurales “Dr. Juan Bautista Alberdi”. Su director
el profesor Manuel Pacifico Antequeda (1860-1920), protagonizo una iniciativa
que de inmediato despertó interés en el país y el extranjero, América latina,
busco construir la formación sistemática de los maestros destinados al
campo.
En aquel momento, ejercían
en las escuelas rurales maestros no diplomados dado que los egresado de las
escuelas normales se ocupaban en las ciudades. Un decreto del Poder Ejecutivo
Nacional de 1910 que, determinaba la función de siete escuelas normales rurales
mixtas. Estos es un ejemplo de la preocupación estatal por formar docentes para
escuelas rurales en diferentes provincias y territorios nacionales. En el año
1933, en Cruz del Eje, Córdoba, la Escuela Normal de Adaptación Regional
comenzó a cumplir un nuevo plan de estudio que otorgaba el título de Maestro
Normal Rural. Y en 1937, en San Juan se instaló la Escuela Normal de Maestros
Rurales “Gral. San Martin”.
Estos ejemplos son una muestra
de la presencia de la ruralidad desde los orígenes del sistema formador. Con el
tiempo la urbanización fue ganado terreno y muchas de las escuelas,
originalmente de las localizaciones rurales se transformaron en escuelas
normales urbanas. De esta manera fueron perdiendo progresivamente su
denominación de rurales y se reemplazaron sus planes de estudio.
La consideración de “lo
rural” generalmente tomo la forma de seminarios, que con carácter optativo,
convivieron con otras modalidades. En los últimos años empiezan a
desarrollarse, con diversos grados de generalización y estado de avance,
instancia de capacitación y especialización especialmente diseñada para los
maestros que se desempeñan en contextos rurales.
Durante la formación inicial
deberán ofrecerse unidades curriculares especialmente diseñadas para el
conocimiento de los ámbitos rurales, de sus instituciones educativas, de los
modelos organizacionales propios y de ciertos contenidos específicos, deberá
contemplarse el estudio de las disciplinas específicas para la enseñanza,
realizando adecuaciones didácticas que tomen en cuenta las condiciones de las
escuelas rurales. También deberá considerarse la aproximación de las
características y necesidades de los alumnos a nivel individual y colectivo.
Se trata, de incluir como
objeto de estudio la ruralidad como contexto, la organización de trabajo
escolar en el arco del plurigrado y la organización propia de estas escuelas.
Se requiere abordar
problemáticas nodales tales como los procesos de alfabetización inicial en plurigrados.
Para que esta profundización
sea posible es necesario generar alternativas que se acerquen a las diferentes
zonas las propuestas de formación que promuevas el trabajo compartido de los
docentes de escuelas cercanas, para colaborar con la superación del aislamiento
relativo de las escuelas y los docentes y progresivamente del de los alumnos y
comunidades.
POSIBILIDADES DEL CONTEXTO.
Un medio que muchos ven como
adversos o desfavorecido es para muchos otros un espacio de vida, crecimiento y
experiencias singulares. El ámbito rural, se constituye en espacio de vida de
muchos alumnos.
Cuando un niño o niña que
asiste a una institución educativa rural de Nivel Inicial puede manifestar a
través de toda sus expresiones, sus vivencias, se evidencia que el contexto en
el que transcurre la vida de estos niños es posibilitador.
Cuando un niño o niña se
refiere al uso de los espacios, a los cambios climáticos, cuenta sobre el
carrito que le construyo su abuelo, o el pan que amaso con su mama evidencia
potencialidades del ambiente.
Cuando un niño o niña asiste
a un jardín de infantes en el ámbito rural se encuentra con un educador adulto
que está en condiciones de apreciar este pasaje, que encierra múltiples
posibilidades para enseñar y aprender. Posee la tranquilidad y la posibilidad
de disfrute, el maravilloso efecto de generar el encuentro entre las personas.
Este contexto resulta sumamente rico, para quien sabe leerlo, interpretarlo,
mirarlo con ojos inquietos.
Este contexto, es diferente
a otros, se vuelve cada vez más necesario replantearse ciertos saberes
prácticos que resulten obvios o validos desde nuestra mirada urbana. La cultura
rural es sumamente rica y, no es una cultura inferior, es diversa. Es necesario
plantearlo y pensarlo en tanto tendemos a validar lo urbano considerando que el
niño de la zona rural debe conocer una plaza, un mercado, un museo, pero nunca
no hemos preocupado si un niño que proviene del centro urbano desconoce la
realidad rural. Esto da cuenta de la validación consciente o inconsciente que
hacemos de ciertos contextos.
Probablemente, se trate de
reconocer y valorar las posibilidades del contexto, la identidad y la cultura
de cada uno de nuestros niños y niñas y de ofrecer la mayor cantidad de
oportunidades de ampliación de repertorios culturales, cuando sabemos que es la
escuela una poderosa fuente de información o acercamiento, en casos en que no
disponen de tv, computadoras, etc.
El grupo reducido de alumnos
y las lógicas posibilidades de una atención más personalizada, el contacto con
lo natural, el interés constante y la creatividad donde pinturas, fotografías,
imágenes y otros recursos forman parte de lo
ofrecido, con el fin de enseñar, de disfruta, de que vean lo que en otro
lugar no ven.
El ambiente es el clima que
se genera. El ambiente son los colores, los olores, los sonidos, los silencios.
Ambientar un espacio para el desarrollo de una actividad pedagógica es pensar
que música se puede escuchar de fondo, cuanta luz es necesaria, que espacio es
adecuado, que clima hay que generar previamente, de que recursos hay que
disponer. En os jardines rurales que cuenten con otros espacios es posible
pensar que cada uno de ellos tenga una ambientación pedagógica, una invitación
a desplegar capacidades. En algunos casos habrá que sentarse a consensuar con
la maestra de la escuela primaria.
CARACTERÍSTICAS DE LAS ESCUELAS RURALES.
Las escuelas rurales de a
actualidad comparten características con aquellas que tuvieron un origen en los
tiempos de organización del sistema educativo nacional. En épocas de
construcción del Estado-nación, la política educativa privilegio la instalación
de escuelas allí donde estuvieran las comunidades para garantizar la educación
común, conforme los lineamientos de la Ley 1420.
A los largo de la historia
esa presencia se ha mantenido y el marco normativo actual expresa la decisión
política del Estado de apoyar a esta modalidad.
Las escuelas rurales son
instituciones que dan respuestas a la demanda educativa de comunidades
pequeñas, generalmente aisladas, con población dispersa y mayoritariamente
caracterizadas por bajos niveles socioeconómicos. Esta situación conlleva el
reconocimiento de otras características:
·
La baja densidad de población resulta en un
número reducido de niños de edad escolar. No es posible conformar en cada
escuela un grupo por año de escolaridad. El 80% de las escuelas rurales
primarias tiene menos de 100 alumnos. Al número total de alumnos matriculados
en la escuela se asigna la cantidad de cargos docentes. Por ello se agrupa a
los alumnos de diferentes años en plurigrados.
En
función de la cantidad de grupos que se pueden conformar se constituyen
unidades educativas uni, bi o tridocentes.
·
Para los docentes de las escuelas rurales se
configura un modo particular de situación laboral: mucho maestros de escuelas
rurales carecen de la oportunidad del intercambio sostenido con pares en la
misma institución si se considera que el 30% de las primarias son unidocentes (personal único, o
unitario). Además, tampoco cuentan con suficientes instancias de encuentro con
colegas de otras instituciones dado que la concreción de oportunidades de
trabajo colectivas implica alejarse de la escuela y, de su lugar de residencia.
Esto puede significar que el docente se ausente de la escuela – a veces por
varios días – con la consecuente interrupción de la asistencia de los alumnos.
·
Es frecuente que los niños ingresen
tardíamente a las escuelas rurales, por la escasa oferta educativa para el
nivel inicial, por las condiciones de vida particulares de las familias y por
las distancias a recorrer para llegar a la escuela. En diferentes momentos del
año muchos niños y jóvenes se ausentan de escuela por periodos prolongados; ya
sea por razones climáticas, por la incorporación de sus familias a trabajos
temporarios o por tener que cuidar de sus hermanos menores en ausencia de sus
padres. Estas situaciones tienen incidencia en repitencias reiteradas.
Estos
datos ponen en evidencia las serias dificultades para sostener la escolaridad
que tienen los niños y jóvenes de zonas rurales.
·
En muchas comunidades este nivel es la única
oferta educativa. Si bien tanto nivel inicial como la escuela secundaria son
obligatorias, no está resuelta aun la cobertura de ambos niveles educativos en
ámbitos rurales.
·
En la mayoría de las escuelas rurales es el
docente de nivel primario quien está a cargo de las instituciones y de la
enseñanza de todas las áreas, incluidas las disciplinas artísticas y la
educación física. En el caso de lengua extranjera se complejiza por la alta
especificidad de los saberes necesarios. Las designaciones de profesores
formados para tales áreas curriculares se realizan prioritariamente en las
zonas donde se presentan altas concentraciones de matrícula, las cuales
coinciden con espacios urbanos.
·
En las comunidades rurales muchos adultos no
completaron su escolaridad. Por ello, las familias carecen de posibilidades de
colaborar con sus hijos en tareas vinculadas estrictamente con los contenidos
escolares.
Es
habitual que se desarrollen proyectos institucionales o de definición local en
los cuales el mismo maestro de los niños acompaña procesos de aprendizaje ara
los adultos.
·
La escuela primaria común es la que recibe a
los niños con necesidades especiales que
residen en las localidades más distantes de los centros urbanos y no
tienen posibilidades de traslado regularmente. Estas situaciones carecen de
atención específica. Si no asistieran a la escuela común no dispondrían de
otras alternativas. Cuando las escuelas están próximas o con posibilidades de
acceso. Suelen contar con el apoyo de docentes de escuelas especiales o equipos
de asistencia con cierta frecuencia, las escuelas muy aisladas carecen de estas
posibilidades y el maestro de primaria toma a su cargo la atención.
ORIENTACIONES GENERALES PARA LA FORMACIÓN DOCENTE EN LA MODALIDAD.
Trabajar en la escuela rural
y enseñar en plurigrados requiere abordar cuestiones institucionales,
organizacionales, curriculares y didácticas en los diversos ciclos y niveles
del sistema educativo. Todos requieren ser contemplados en las propuestas de
formación docente inicial y en las instancias de desarrollo profesional,
asumiendo el compromiso de afrontar su especificidad. Es indudable la necesidad
de capitalizar la riqueza de la experiencia construida por los docentes,
sosteniendo e trabajo conjuntos entre niños y/o jóvenes de diferentes edades.
El desafío es realizar
aportes desde las diversas disciplinas de la Formación General y de la
Específica, diferenciando los aspectos comunes al trabajo docente y las
particularidades que el contexto rural requiere tanto en la formación inicial
como en la orientada. Esto implica reconocer as características de los contextos
socio – históricos productivos de los ámbitos rurales, los modelos de
organización institucional y la particularidad de los plurigrados desde los
aspectos didácticos.
PLURIGRADO, MULTIGRADO Y MULTIEDAD
La denominación de aula
multigrado incluye situaciones que van desde aquellas donde muy pocos alumnos
forman la matricula total de la escuela, hasta las que se agrupan grados del
mismo ciclo. Esto genera exigencia para el docente realizando propuestas de
enseñanza diversificadas, simultáneamente y en el mismo espacio.
La toma de decisiones para
la organización de las escuelas y la programación de aula en escuelas rurales
implica en la formación de la mayoría de los docentes de nivel primario. Es así
en algunos casos que el plurigrado es una situación problemática y deficitaria
respecto de la escuela común.
Lo que ocurre en las aulas
multigrado puede proporcionar la descripción de algunas situaciones que suelen
caracterizar el trabajo cotidiano de los docentes:
·
Se desarrollan actividades en paralelo cuando
se tienen que enseñar contenidos diferentes a alumnos que están en distintos
grados. Suele verse, un aula con más de dos pizarrones. Es habitual en las
aulas plurigrados y en muchos casos implica la realización de tareas centradas
en la copia y resolución de ejercicios reiterados.
·
Existen momentos de individualización de la
tarea, para lo cual los docentes van conformando archivos de actividades
presentadas como guía o fichas. Se hallan disponibles para cada alumno y aunque
implican una aproximación al trabajo autónomo, suelen constituirse en un
momento de tarea. No siempre se contempla la progresión necesaria entre las
actividades y se reducen las posibilidades para los alumnos de alternar
diferentes estrategias para aproximarse de maneras diversas al mismo contenido.
·
Se realizan proyectos para poder desarrollar
con el grupo total. Generalmente para concluir a proyectos suelen estar
presentes las familias y comunidades en la forma de jornada, actos, ferias,
etc.
·
Surgen instancias en las que se cuenta con la
colaboración de los alumnos avanzados para atender a sus compañeros. La
limitación de este tipo de situaciones se manifiestan en la disminución de
tiempo de enseñanza para el alumno que desempeña el rol de monitor de la tarea
de sus compañeros, en la focalización del trabajo en los contenidos de los
primeros años.
·
Se proponen ejes integradores de contenidos
para poder establecer momentos de trabajo en los que los alumnos de los
diferentes años puedan compartir la tarea.
La exigencia particular para
la enseñanza en estos ámbitos es poner a disposición de los diferentes alumnos
que trabajan al mismo tiempo y en el mismo lugar, los saberes socialmente reconocidos
- incluidos en los diseños curriculares – la diversidad curricular el reto
diferencial que se presenta a los maestros rurales para la programación y el
desarrollo de la enseñanza, se espera que cada alumno pueda acreditar lo que está
definido para el año que cursa. Es responsabilidad del sistema formador
promover la reflexión en torno a la simultaneidad entre la diversidad de los
alumnos y la de los contenidos a enseña dado que el maestro rural debe
programar la enseñanza de los contenidos curriculares de todos los años para
todos sus diversos alumnos.
La simultaneidad permitirá
abordar instancias donde se avance en el desarrollo cognitivo de cada uno y en
la construcción de aprendizaje cooperativo.
LA SALA MULTIEDAD: PARTICULARIDADES
La sala multiedad es aquella
que adopta como formato la conformación de grupos con edades combinadas, los
grupos están integrados por niños de diferentes edades. En el ámbito rural,
constituye una experiencia educativamente equivalente a la que ofrecen las
salas conformadas por niños de la misma edad. Que garantiza procesos de
calidad, adecuados a la diversidad y singularidad de los estudiantes, lo que
garantiza el derecho a la educación de manera equitativa.
Para el sujeto niño, la
posibilidad de relacionarse con otros de diferentes edades en una misma sala
supone la participación en expansión cualitativamente diferente, enriquecedoras
de su proceso de aprendizaje y de sus modalidades de vinculación social. Para
el docente pensar la sala multiedad supone “des-naturalizar”.
El docente media
semióticamente a través de la enseñanza, entre los saberes escolares y los
saberes de los niños, con la intencionalidad de ampliar el conocimiento
distribuido individual y culturalmente.
El trabajo en la sala
multiedad constituye un desafío, se emprende como una práctica, donde se
vivencia desde la multiplicidad de factores que interviene en ella.
Este capital se amplía
cuando se habilitan espacios para interactuar con otros diferentes en edades.
Con la ayuda de los códigos culturales que ofrece la escuela, los estudiantes
podrán representarse el mundo en todas sus formas posibles.
EL TIEMPO
En la tarea cotidiana del
ámbito escolar rural hay variados tiempos
considerar, los tiempos de las familias, los tiempos del docente, los
tiempos de los alumnos y los tiempos reales. Al referirnos a los tiempos reales, lo hacemos pensando que esta variable s muy diferente en el
ámbito urbano, factores naturales y sociales inciden en ella. Si bien el
calendario escolar establece la cantidad de días hábiles para los alumnos, en
el sector rural esta calendarización sufrirá modificaciones en función del
clima y de la transitabilidad de los camino. Esto implica que el docente que se
desempeña en el ámbito rural se encuentre con alumnos que asisten cuando la
situación natural y/o social lo habilita, por lo tanto, cada momento en el
jardín, debe ser aprovechado al máximo.
Los
tiempos del docente, sabemos que un maestro de un jardín rural,
tiene que desempeñar simultáneamente muchas funciones. Saben que todo momento
es un momento de enseñanza, cada uno es importante para el niño, el docente
rural enriquece su perspectiva al considerar el tiempo, su tiempo y el del
niño, como único y determinante.
Respecto de los tiempos de los niños o de las
actividades, es posible considerar que, al ser menos, los niños y niñas de
la sala al no contar con profesores de áreas especiales, las actividades se
agotan más rápidamente y tenemos que planificar mayor cantidad y variedad de
actividades por día. Hay tiempos distintos para cada edad. Un niño de tres años
agota rápidamente su capacidad plástica, posiblemente, el docente es flexible
con los más pequeños, proponiendo otras actividades respetando el tiempo, el
espacio y la tranquilidad que los más grandes necesiten.
El docente quizás pueda
enseñar a buscar e indagar sobre aquello que aún no ha sido percibido, a ver
con otros ojos lo cotidiano, aprovechara los amplios espacios y ofrecerá a
través de diferentes estrategias las posibilidades de conocer aquello no tan
obvio, ni tan cercano.
EL ESPACIO
Los jardines rurales suelen
tener espacios interiores reducidos para el desarrollo de las actividades, si
bien no en todos los casos es así, para la mayoría que debe compartir con
alumnos y docentes de la escuela primaria.
A veces la sala es el jardín
todo y por lo tanto puede ser un espacio que rompa con la cotidianeidad, muchas
veces este único espacio es también depósito. Pero muchas y excelentes
experiencias demuestran que las docentes que se desempeñan en este ámbito han
sabido hacer coexistir la múltiple funcionalidad de la sala con diversas
opciones educativas.
Otra realidad de los
Jardines Rurales es que los espacios son, transitados por las mismas personas.
Ambientar una sala de Nivel
Inicial implica haber pensado que sensaciones y emociones queremos transmitir,
que colores y que olores queremos ver y sentir.
Las paredes hablan…. Y es
por eso que tal vez tenga cierta utilidad rever las concepciones que tenemos
respecto de la “decoración” de la sala y la muestras constante de todo lo que
se hace. La ambientación es una estrategia pedagógica en tanto dispone, o no, a
hacer, a enseñar y a aprender. Quizás sea aprovechoso que los niños sepan que
pueden hacer y deshacer el espacio en función de sus necesidades lúdicas,
motrices, etc.
Respecto de los objetos y
materiales probablemente nos convenga concentrarnos en aquellos que promuevan y
no encierren las posibilidades de creación e
invención tan desarrollada en los alumnos del ámbito rural. Trabajar con
materiales que inviten a la acción infantil. Telas de colores, cintas, broches
y sogas pueden estar a disposición de los niños que seguramente las utilizaran
en las más variadas e impensadas situaciones de juego y no juego.
El ambiente es un lugar que
debe ser pensado como un espacio de
reconocimiento, en el que sus producciones ocupen un lugar relevante. Eso
habla de la valoración y el respeto por su esfuerzo trabajo. El ambiente es un lugar de ampliación de posibilidades.
Las maestras y maestros
rurales también conocen la importancia que tiene para estas comunidades los tiempos compartidos, priorizando actividades que impliquen la
relación con los otros, o con alumnos de primaria, generando proyectos de
tiempos compartidos, como juegos tradicionales o proyecto de lectura de cuentos
con los más grandes, también es el tiempo de encuentro entre las familias. Los
actos, las reuniones, cualquier otra excusa es buena, para generar el
acercamiento, porque esta es una de las tareas más importantes de las escuelas
rurales, ofrecer la oportunidad del encuentro.
El docente sabe que el
tiempo es una variable a considerar en todas sus dimensiones.
LA TAREA DE ENSEÑAR EN EL ÁMBITO RURAL
En el ámbito rural como en
cualquier otro contexto donde deba producirse enseñanza estamos acostumbrados a
buscar estrategias, mirando diferente y profundo sobre aquello que resulta
cotidiano, pero también. Que un niño o niña del ámbito rural accede al Nivel
Inicial permite encontrarse con un adulto educador que lo ayude a ver lo
diario, su paisaje y vivencias habituales con otros ojos, una mirada más
profunda que permita indagar sobre aquello que por obvio ha sido naturalizado o
invisibilizado; cuestionarse sobre el cambio del paisaje, indagar respecto de
los roles en el campo, reconocer los aspectos relevantes de la historia del
pueblo en que viven, profundizar acerca de las costumbres y actividades que se
desarrollan en la zona, de conocer más respecto de aquello que resulta cercano
y familiar.
El encuentro con este
adulto, en un ámbito educativo, debe posibilitarle acceder a bienes culturales
a los que no accedería por fuera de él. Es el Jardín de Infantes quien debe
posibilitarle indagar y apropiarse de aquello que por lejano día, dado que no
sabemos si será el último día que asistirá al jardín.
Como organizar la
planificación sabiendo de antemano que la continuidad es prácticamente una
utopía.
Estas estrategias estrechan
vínculos y generan confianza, variables que las familias consideran al momento
de decidir si es conveniente que su hijo vaya o n al jardín. Son muchas también
las estrategias que las docentes implementan para que los niños y niñas que no
pueden asistir al jardín continúen teniendo, por fuera del ámbito escolar,
experiencias que los acerquen a conocimientos nuevos. Bibliotecas, títeres,
juegotecas viajeros como estrategias cumplen varias funciones tener el jardín
en casa el tiempo que no pueden asistir, implica poder usarlos y recrearlos e
implica la obligación de volver. Tener un títere, un libro o un juego o juguete
del Jardín en la casa genera que, aunque las condiciones climáticas no le
permitan llegar a él, no se pierda el sentido de pertenencia.
También se han implementado
caretas viajeras o libros que se elaboran en el jardín que dan cuenta de lo
diferentes recortes abordados y las actividades desarrolladas en clase y
transitan por las casas para que las familias puedan ver como los niños
trabajan en el Jardín.
Al implementar estar
estrategias la docente debe tener en cuenta que no todas las familias están
alfabetizadas y pueden tal vez, algunos de sus miembros puede tener ciertas
limitaciones para acceder a su contenido o propuesta de trabajo. Deberá
suplirse, con otro tipo de propuestas por ejemplo que el niño o niña narren en
casa el cuento que conto la maestra y entre todos puedan realizar una
ilustración. Otra variable a considerar es verificar que las familias cuenten
con los elementos para realizar esta propuesta, de lo contario será el docente
quien deba ofrecerlos.
Algunas docentes han
implementado como estrategia una carpeta con actividades semanales, para que
los niños y niñas puedan realizar con sus familias, previendo que puedan no
asistir por diferentes causas.
Cuando la causa que
imposibilita la asistencia es una enfermedad, se realizan cartas con los compañeros
que son llevadas a las casas por algún hermano o algún otro niño que viva en la
misma estancia o pueblo, también es posible que se le envíe una caja con juegos
y otros elementos del Jardín, es sabido que en estos ámbitos muchas veces es la
propia maestra la que visita a su alumno o alumna convaleciente.
Es sabido que la salida
educativa es una estrategia muy rica para posibilitar estos acercamientos pero
también es cierto que, muchas veces, por razones económicas, de distancia, de
disponibilidad, no resulta tan variable. Para esto es necesario que el docente
ofrezca recursos y herramientas validas, generados del conocimiento real,
evitando la infantilización al momento de enseñar, por ejemplo al buscar
información sobre animales salvajes tal vez sea más eficaz aportar fotos y no
caricaturas.
No existen contextos pobres
para la enseñanza, hay posibilidades que están a la vista y otras que se
ocultan y solo aparecen ante la mirada profunda y la acción intencionada del
docente.
EL JUEGO
Si hay una verdad,
probablemente sea que el niño del ámbito rural como cualquier otro niño JUEGA.
En principio, a lo que conoce, desempeña roles que le son conocidos y cercanos
a su vivencia cotidiana. Ir a arriar las vacas, amasar el pan, construir el
corral, salir a cazar o a pescar, arreglar el tractor o ir a tomar mate o a la
jineteada son juegos comunes de los niños del ámbito rural. Si hay algo que
iguala a los niños quizás sea su predisposición al juego.
El aprendizaje es en un
punto la interiorización de lo exterior y el juego una de las posibilidades de
exteriorizar aquello que sabemos y sentimos, es por ello que juego y
aprendizaje lejos de ser antagónicos resultan complementariamente necesarios.
Es el juego la herramienta
con la que cuentan los niños y niñas para entender su entorno, apropiarse de
este, exponer sus dudas, expresar sus emociones, con otros niños. Es el juego
la herramienta con la que cuenta el docente para generar, situaciones a
descubrir, posibilidades para aprender.
Es a través del juego que
muchos docentes conocemos y descubrimos la realidad de nuestros alumnos, nos
enseñan sus realidades, sus necesidades, nos acercan al conocimiento de los tan
mentados saberes previos.
Quienes se desempeñan en el
ámbito rural hacen referencia a que las carencias de los niños hacen de sus
alumnos seres más creativos, sus juegos son más ricos en tanto han aprendido,
desde muy pequeños, a arreglarse con lo que tiene, a jugar con lo que las
naturaleza les aporta, son prácticos y manipulan herramientas para construir
carros, hamacas y otros elementos.
El juego simbólico pone de
manifiesto la imaginación creadora de estos niños que construyen corrales o
casitas con ramas, utilizan los elementos naturales para simbolizar todo
aquello que necesitan, no tienen problema en ensuciarse o subirse a los
arboles jugar arriba de un tractor
viejo, son privilegiados con amplios espacios para moverse.
El docente puede ofrecer
recursos que motiven a seguir desarrollando estas capacidades y expriman las
posibilidades del juego compartido.
El juego es, por excelencia,
libre, solo si se mantiene esta condición es juego. Y es libre porque es el
jugador quien decide si desea o no
jugarlo.
Tiene un enorme valor que el docente permita este tipo de juegos previendo los tiempos, los espacios y los recursos que los promuevan.
EN LAS ESCUELAS RURALES LOS CHICOS YA APRENDEN MÁS QUE EN LA CIUDAD…
Lo afirma un nuevo estudio
de la Unesco, que comparó datos entre 2006 y 2013. De allí surge que la calidad
educativa se estancó en los colegios urbanos y creció en los del campo.
Fin de jornada. La directora, Norma Domenech, despide a los alumnos en la Escuela N° 252, que funciona en Paimún, dentro del Parque Nacional Lanín, en la provincia de Neuquén.
En el imaginario la escuela rural suele asociarse con precariedad, falta de recursos, alumnos que recorren cada día decenas de kilómetros a caballo para poder estudiar. Pero tal vez sea hora de revisar esa representación. Según un informe reciente de Unesco, los alumnos de las escuelas rurales argentinas logran los mismos aprendizajes que los chicos de las escuelas urbanas, e incluso más en algunas áreas. Por primera vez, la brecha entre escuela rural y escuela urbana, que tradicionalmente dejaba rezagadas a las primeras, ha desaparecido.
En el imaginario la escuela rural suele asociarse con precariedad, falta de recursos, alumnos que recorren cada día decenas de kilómetros a caballo para poder estudiar. Pero tal vez sea hora de revisar esa representación. Según un informe reciente de Unesco, los alumnos de las escuelas rurales argentinas logran los mismos aprendizajes que los chicos de las escuelas urbanas, e incluso más en algunas áreas. Por primera vez, la brecha entre escuela rural y escuela urbana, que tradicionalmente dejaba rezagadas a las primeras, ha desaparecido.
La conclusión se desprende del reporte La Educación para Todos 2000-2015, que analiza los avances educativos en todo el mundo en los últimos 15 años. Allí Unesco destaca, entre otras cosas, que “en 2006, en la mayoría de los países de la región se registraron disparidades muy importantes entre los alumnos de las zonas rurales y las urbanas en lo que respecta al grado de aprovechamiento en el aprendizaje de la lectura”, y que al mirar la evolución desde ese año hasta 2013, surge que en Argentina –como en Brasil y Chile– esas desigualdades se redujeron sustancialmente.
Los datos surgen de comparar el desempeño de los alumnos argentinos de 6° grado en lectura en las pruebas SERCE (de 2006) y TERCE (de 2013). Allí salta a la vista que los chicos que asisten a escuelas rurales lograron una mejoría de más de 40 puntos y llegaron a 510, en línea con el puntaje total de los alumnos de 6°. En ese mismo período, los estudiantes de las ciudades mantuvieron el mismo nivel de desempeño: mientras las rurales mejoraron mucho en los últimos años, las urbanas permanecen estancadas, e incluso fueron superadas por las rurales en ciencias.
A Hernán Ulloa, con 18 años de experiencia docente en escuelas rurales de Neuquén –10 de ellos como director–, estos datos no lo sorprenden. “En estos años llegaron muchos recursos didácticos, libros y aulas virtuales a las escuelas rurales”, reconoce Hernán, actual director de una escuela en Villa El Chocón y ex director de la Escuela N° 242 Coronel Manuel Namuncurá, en el paraje de Huilqui Menuco, a la que asisten unos 50 alumnos de la comunidad mapuche Painefilú, en aulas plurigrado. La electricidad llegó allí hace ocho años; la televisión, hace tres.
Para Hernán también fue crucial el mayor acceso a oportunidades de perfeccionamiento: “En la última década se generaron más dispositivos de capacitación en localidades cercanas a las escuelas. Antes, tenías que hacer 500 o 600 kilómetros para capacitarte; las opciones estaban a mano de los docentes urbanos pero no de los rurales”.
Este director asegura que en muchos ámbitos rurales estaba arraigada la idea de que “los chicos del campo son menos inteligentes”. Pero con la llegada de más recursos y la mayor capacitación de los maestros rurales, “los docentes ahora saben que todos los chicos tienen la misma capacidad de aprender”. Además, para Hernán la modalidad plurigrado –que reúne a chicos de distintas edades en las aulas– también favorece el aprendizaje “porque los alumnos más chicos ven lo que hacen los más grandes y se interesan”.
Según las mediciones de Unesco, los aprendizajes en las escuelas rurales argentinas mejoraron a tal punto que los alumnos no solo equiparan a sus pares de la ciudad en lectura y matemática, sino que los superan en el área de ciencias, que también es evaluada en las pruebas TERCE. “La educación rural obtiene mejores desempeños en Ciencias que la urbana. En las demás áreas no aparecen diferencias importantes entre los resultados”, dice el informe sobre factores asociados al aprendizaje en Argentina. En 2006, el SERCE sí había arrojado diferencias significativas a favor de las escuelas urbanas en Lectura, Ciencias y Matemática.
Laura Siciliano, directora de la Escuela N° 58 Juan Benigar, ubicada en la comunidad de Ruca Choroy en Neuquén, afirma que las escuelas rurales “estuvieron por muchos años desprovistas de los recursos más elementales para desarrollar su tarea” y que “ese estado de abandono de tantos años las convirtió en un no lugar”.
Para Laura, esto comenzó a cambiar gracias a las decisiones educativas nacionales y provinciales, que “tendieron a aumentar y mejorar el equipamiento pedagógico y las condiciones de trabajo”. Para Laura, el desafío es empezar a “salir del formato escolar tradicional, para pensar en una nueva propuesta que implique la integración de la escuela con los proyectos socioproductivos de la comunidad”.
ESCUELA RURAL EDITA LIBRO CON HISTORIAS ESCRITAS POR ALUMNOS…
En La Serranita, un pequeño
colegio primario logró realizar una publicación con cuentos de los chicos. Una
experiencia educativa diferente, hecha con pocos recursos.
“Queremos que los chicos y
chicas empiecen a ser noticia por sus acciones positivas”, dijo la directora de
la escuela rural Manuel Belgrano, de La Serranita, pequeña localidad cercana a
Alta Gracia.
La comunidad educativa
encaró y consumó un sueño: editar un libro propio, con historias escritas por
los propios estudiantes de la escuela.
El esfuerzo suma mérito por
tratarse de un pequeño colegio de tipo rural, con muchos menos alumnos y
recursos que los de establecimientos de pueblos y ciudades.
“Lo bueno es que representa
a la localidad en cualquier lugar de la provincia. Para nosotros es un orgullo,
porque habla del entusiasmo de los niños y del pueblo”, destacó el presidente
comunal de La Serranita, Carlos Guzmán.
“El libro fue fruto del
trabajo de todo el año, en el que hicimos foco en el fortalecimiento de la
lengua, la escritura y la expresión. Además, consideramos la dimensión
sociocultural de la zona”, explicó Alejandra Gudiño, directora del
establecimiento educativo.
Jeremías, uno de los niños
del colegio, celebró: “Tenemos un libro y podemos leer nuestra historia y la de
los otros chicos, y toda la gente puede leerlo”.
Al colegio, ubicado a 15
kilómetros de Alta Gracia, asisten cerca de 40 estudiantes de La Serranita, La
Rancherita, Anisacate, La Bolsa y Alta Gracia.
“En zona rural todo es un
desafío. Acá, en una sala funcionan primero, segundo y tercer grado, mientras
que en la otra están juntos cuarto, quinto y sexto”, detalló Gudiño.
Ivonne, alumna de sexto
grado, vive desde hace un año en La Rancherita y escribió uno de los cuentos,
llamado “El tren del fin del mundo”. Sobre el libro, analizó entusiasmada: “Es
increíble imaginar que la gente y los chicos de otros lugares van a leer mi
historia”.
Para Daniel, alias “Pochi”,
de cuarto grado y autor del cuento “La historia de la hamaca”, ver el libro
terminado fue una sorpresa agradable. “No lo podemos creer. Está buenísimo”,
sintetizó.
UN LUGAR EN LA PATAGONIA…
La escuelita olvidada: tiene
una alumna, la van a cerrar y juntan firmas para salvarla. Por orden oficial,
la escuela 331 de Río Chico debe cerrar, Pero los vecinos resisten.
Una alumna. Una docente. Un
paraje inhóspito en medio de la Patagonia. Este es el crudo escenario de la
Escuela rural 331 de Río Chico Abajo, a punto de cerrar sus puerta por decisión
del ministerio de Educación de Río Negro. La Resolución 1799/17 le impone una
suspensión temporal a la escuelita ante la baja densidad de alumnos. Hoy tiene
un estudiante, Candela de 5 años. Entre 2015 y 2016 fueron dos, Candela y su
hermana en la actualidad con edad de asistir a la Secundaria. En 2012 eran 9.
Los vecinos cuentan que la escuela es un punto de encuentro para quienes
habitan los desolados rincones del desierto patagónico. El gremio docente
(UNTER), asegura que los motivos son económicos y que no se ha considerado el
rol socializador que desempeña el espacio al que también asisten 16 adultos en
proceso de escolarización.
La docente Gladys Osovnikar,
junto a los habitantes de la zona, formaron un grupo en Facebook que ya tiene
cerca de 2000 “Amigos” y otro en Change.org, en cual solicitan la continuidad
al gobernador Alberto Weretilneck. Más de 20 mil personas apoyan la
convocatoria.
“Vamos a defender la Patria
en Escuela 331, su gente, su vida, la educación, el sentido de pertenencia, sus
derechos, hoy estamos junto a la familia Peña Fernández diciendo No al Cierre.
No debemos dejar que le arrebaten sus derechos de elegir el lugar que deciden
ir”, dicen los vecinos en un texto conjunto. A su reclamo se han sumado
docentes de La Pampa, Chubut y otras provincias.
La Escuela primaria 331 de
Río Chico Abajo fue fundada en 1997 en un edificio que originalmente era un
salón comunitario. Está a 40 kilómetros de Río Chico, la localidad más cercana
con 282 habitantes. Son 100 menos que en el anterior censo de 2001. La crisis
del campo obligó a decenas familias de la Línea Sur a mudarse a las grandes
ciudades, dejando a tras sus tierras y su cultura.
El ministerio de Educación
provincial espera que Candela se traslade junto a su familia -los Peña
Fernández- a Río Chico para completar su formación en la Escuela 163. Desde el
ministerio implementaron una red de apoyo familiar que incluye el alquiler de
la casa.
“El proceso de
escolarización de la niña en cuestión no era continuo ni habitual. Las clases
de este año comenzaron en febrero y recién recibió los primeros contenidos de
2017 luego de la segunda quincena de marzo”, argumentó la ministra de Educación
y Derechos Humanos, Mónica Silva.
Pero la Escuela 331 es más
que una “escuela”. La institución se erige como un núcleo vital de encuentro en
los límites del paraje, rodeado de cerros pelados y clima desértico. Sus
estudiantes y vecinos han llegado tradicionalmente a pie, en bicicleta o a
caballo para asistir a clases o conversar, rompiendo con el aislamiento
impuesto por la geografía.
“El gobierno aduce falta de
matrícula pero no ve que la escuela es el centro de la vida de la comunidad.
Una escuela que cierra deja a un paraje sin su espacio de encuentro
independientemente de que existan niños en edad escolar. Los pobladores dicen
que si se cierra la escuela, todo termina acá”, le aseguró a Río Negro,
Benjamín Catalán, secretario gremial de Unter Central.
“En muchas de las escuelas
de la línea Sur estamos perdiendo la matrícula considerablemente. Hay una
realidad, que es que con la crisis que tuvo el campo, la gente no elige el
sector rural para vivir”, explica por su lado José María Ramallo, coordinador
regional de Educación de la Zona Sur 1.
Para su única docente, el
conflicto de la Escuela 331 supera los límites de la enseñanza. Es además una
cuestión de amor propio y de vínculo con la tierra. “No es fácil vivir en el
campo, en estos lugares aprende de los silencios, oscuridad, negatividades
propias de la adversidad pura a convertirlas en fortalezas, de luchas continuas
y a descubrir que se puede no importa el tiempo y aprender a canalizar las
energías desencontradas, gracias por estar siempre acompañándome de todos los
lugares de mí Provincia y país”, relata Osovnikar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)